This is one of my latest work in Canada, and the first one I do in an open space for people to enjoy it. This bank is located in part of the Hoy Creek hatchery, where giant vats are placed in it. This place is called Capilano, and here, is where they send little babies fish, born from eggs on trays in the incubation room. Particularly, despite the cold I felt, painting outdoors, in winter, I really enjoyed this work, not only the process of art in itself, specially because I could follow closely the evolution of how from a simple and beautiful little egg pink-orange-salmon, little eyes begin to appear first, and after that pinky sphere, a tiny head can be seen on one side and a small tail on the other, and what is still an egg begins to swim. It's really exciting and touching to see how Mother Nature is in all the smallest details, to that a new life to be created.
From this delicate rosy little egg, a new fish that grows in the stream, shows golden brownish almost gold colours. Then that fish, proceeds to the river, from the river to the sea, and here, this fish, becomes as an adult with an incredible silvery reflections in their skin between olive green and deep blue. There, at the sea, salmons, spend a few years and begin to travel their way back to the river. When it's time to hatch their eggs, they return to the same stream where they were born. Once they all are gathered, after their long journey, the females seek a quiet place among the rocks, to lay their eggs and the males follow them. There, in the place they chose to set the eggs, they die in the creek once they fulfilled their mission, thus closing the cycle and giving life to a new one that begins. This is my humble tribute to one of the many wonders of Nature, which does not cease to be amazed and excited about his work silent and wise. Thank Niall Williams, who was the creator of beautiful wooden bench in which I inspired to reflect this miracle of nature.
Este es uno de mis últimos trabajos en Canadá, y el primero que hago en un espacio abierto y para que la gente lo disfrute. Este banco esta situado en una parte del criadero de salmones, en donde los colocan en bateas gigantes. Este lugar se llama capilano, y es donde ponen a los pececitos bebes una vez que nacen de huevitos en bandejas, dentro del cuarto de incubación. Particularmente, disfrute mucho de este proceso no solo de arte, a pesar del frió que pase, pintando al aire libre, sino, que seguí de cerca la evolución de como a partir de un simple y hermoso huevito rosado-naranja-salmón, comienzan a aparecer primero los ojitos, y luego de esa esfera rosadita, se ve aparecer una cabecita por un lado y una cola por el otro, y lo que es todavía un huevito comienza a nadar. Es realmente emocionante y conmovedor ver como Mamá Naturaleza esta en todos los detalles hasta los mas pequeños, para que una nueva vida se cree. Este huevito rosadito tan delicado, pasa a ser un pececito marroncito casi dorado que se cría en el arroyo, de ahí pasa al rió, del rió al mar cuando es adulto con un color plateado increíble con reflejos entre verde oliva y azul marino profundo. Allí, en el mar, pasa unos años y comienza a recorrer su camino de vuelta al rió, y cuando es el tiempo de poner sus huevitos, vuelven al mismo arroyo que los vio nacer. Una vez allí reunidos, después de su largo viaje por las aguas dulces y saladas, las hembras buscan un lugar tranquilo y entre las piedras depositan sus huevitos y los machos las siguen. Allí, en ese lugar que eligieron, para depositar los huevitos, mueren en el arroyo una vez que cumplieron su misión, cerrando así su ciclo y dando vida a uno nuevo que comienza. Este es mi humilde homenaje a una de las tantas maravillas de la Naturaleza, que no dejan de asombrarme y emocionarme por su trabajo silente y sabio. Agradezco a Niall Williams, quien fue el creador del hermoso banco de madera en el que mi inspire para reflejar este milagro de la Naturaleza.